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VIN RAMOS

UTILIZANDO SU VOZ

Vin Ramos es de esos artistas multifacéticos que te gana con su gran talento, su sonrisa y humildad. Su pasión por las artes y hermosa disposición energiza cualquier quehacer artístico del cual forma parte. Puede ser que lo hayas visto representando a Puerto Rico en La Voz, haciendo de las suyas en Guerreros o en Netflix con su cameo en la serie "She's Gotta Have It". Pero muchos no saben que Vin cuenta con muchos años de entrenamiento en danza clásica y que también se mete al Batey si lo dejan. Él no olvida sus raíces y ahora mismo, más que nunca, se amarra a ellas para lanzar proyectos que representen de donde viene, lo que ha vivido y quienes podemos ser.

¿Quién es Vin?

Vin es un apasionado romanticón de la vida. Una persona que busca el balance dentro de su trabajo, de su espacio. Me dedico al arte. Me encanta cantar. Me encanta bailar. Me encanta actuar y dibujar. Me gusta trabajar en equipo y buscar balance para estar bien y para que los demás estén bien también.

Tienes muchos talentos e intereses, ¿con cuál comenzaste y cómo conectaste con los otros?

Yo empecé con la música como tal. Mi papá promocionó mis estudios en la música sacra y ahí empecé. En la iglesia yo era el que hacía los devocionales, llevaba los himnos y las bondagia. Ya luego fui a estudiar teatro en la Julián Acosta y gracias a Iván Olmo, creo que fue en sexto grado, me sugiere ir a Ballets de San Juan. Entonces en el 2012 fue que empecé a estudiar ballet clásico en Ballets de San Juan y estuve ahí cinco años.

Luego empiezo la universidad y comienzo a trabajar en el ámbito profesional con el teatro mientras estudio.

¿De qué pueblo tú eres originalmente?

De Loíza.

¿Dibujar es como un pasatiempo o algo que estudiaste?

Lo estudié pero no tanto. Mi papá nos llevaba a clases de dibujo en Carolina, recuerdo. Luego lo seguí desarrollando. No es a lo que me dedico pero lo domino.

¿Siempre recibiste apoyo a seguir una carrera artística de parte de tu familia o de tu comunidad?

¡Sí!

Digo, por parte de mi familia, por ejemplo, cuando les dije que iba a estudiar ballet, (se ríe), me acuerdo decírselo en la sala. Mis padres son pastores. Para ese entonces, -te estoy hablando hace tiempo-, hace más de 5 o 6 años, ha llovido... Gracias a Dios su mentalidad había cambiado bastante porque ellos eran bastante conservadores. Yo esperaba que me dijeran que no, que para ellos eso iba a estar mal. Bailar era un pecado para ese entonces. Pero yo quiero bailar y no veía nada de malo en bailar. Me dejaron. Me dijeron: ‘te apoyamos’. Lo único era que en mi casa sólo había un carro, para ese momento estábamos en una época económica bien difícil. Así que me tocó coger guagua de Loíza a San Juan la “high school” completa para poder llegar.

Mis hermanos se reían. Se burlaban. Pero me tocó educar.

El “release” de Game Over fue en plena pandemia, ¿cómo ha sido soltar un sencillo de esta manera?

“Game Over” fue un proceso para mí de conocerme. Yo salí de ‘La Voz’, el concurso, y estando ahí me inclinaron y sugirieron el género urbano. Cosa que yo nunca había trabajado en mi vida. Decidí darle la oportunidad porque cada vez que proponía una canción o algo me decían, “cool”, pero que tal si intentas esta. Y yo pues, okay, vamos a intentar esta. La realidad es que si escogía una canción que yo quería iba a ser más de un montón. Ya habían muchas baladas y no había nadie haciendo el género urbano y ellos veían que tenía el potencial para trabajarlo lo que cual yo no veía, ¡para nada! (se ríe) Pero lo acepté y me di la oportunidad. Trabajé el género urbano durante la competencia y me gustó, porque tuve la bendición de encontrar darle mi toque.

Saliendo de la competencia pensé: “Vamos a intentarlo entonces”. Sacar un tema original. Le comento a Ivonne ya que la gente quedó encantado con nosotros e igual me encantaba trabajar con ella. La traje para Puerto Rico para grabar y todo súper bien, pero tuvimos una controversia con el vídeo musical que todavía estamos resolviendo. Resulta que el videografo, luego de grabar con nosotros se fue a París donde estaba el boom del COVID-19. Tan pronto se fue para allá perdimos comunicación completa con él por tres meses. Luego de mover cielo y tierra, sacar de donde no había para que todo corriera con tiempo en cuanto al sencillo y grabar el vídeo, pasó esto. Yo entré en una crisis porque lamentablemente los sencillos duran una, dos, tres semanas lo más. Ya luego de eso mueren. Ya no hay vigencia.

Mi equipo de trabajo y mi familia completa se unieron para poder hacer esto posible. Tristemente, tres meses después sacar ese vídeo no tiene tanta vigencia como cuando salió [el sencillo]. Me desmotivé mucho con el sencillo porque le habíamos puesto tanto trabajo y ya no era lo mismo. Estoy trabajando otro tema y he decidido enfocarme en eso.

¿Cómo se ha visto tu carrera afectada por la pandemia?

Todos los proyectos con los que estaba vinculado se vieron afectados, que son nuestro pan de cada día, literalmente. Luego esos proyectos que también venían están aguantados al momento. No puedo ni compartirlos porque no sabemos si se van a dar todavía o no. Eso más en el campo teatral me refiero, porque ya que la música la trabajo directamente y la produzco no me afectó mucho. Me afectó en el aspecto de que me dejó abrumado y necesito tomarme un respiro. Dejé de crear por un momento. Me senté con mi hermana a ver la serie de “Tangled” y sirvió de tremenda distracción. La recomiendo.

¿Qué te llevó a hacer la letra y el vídeo de ‘Déjame Respirar’?

Luego de ver la noticia del asesinato de George Floyd y discutirlo con mis amistes, Javi se me acerca con la idea de hacer algo al respecto. Él se enfocó en lo visual y yo en la parte de la música. Inicialmente en el vídeo iban a salir sólo personas de tez oscura, pero luego reevaluamos la idea y pensamos que si sólo poníamos personas de tez oscura estábamos segregando que no era lo que queríamos. Y que este es un problema que no sólo afecta a personas negras. También queríamos tocar en el tema más allá del racismo a personas afrodescendientes, como por ejemplo la segregación contra la comunidad dominicana. Casi nadie habla de eso. La realidad es que es una comunidad súper segregada. Lo cual pasa con la comunidad trans también. Aprovechamos esa oportunidad para llevar ese mensaje, cuestionarnos sobre lo que está pasando y le pedimos a grandes figuras, amistades y familiares para llevarlo.

¿Te has enfrentado con racismo en tu carrera?

Al principio, yo, por ejemplo, para los castings casi nunca tuve problema. Sí me enfrenté con las realidades de que si no eres el ‘típico negro’ no funcionas. Eso sí. Fue un poco ‘shocking’ para mí.

El más reciente… Bueno, yo lo determiné así, porque así lo sentí realmente. Eso fue hace como un año o menos, fui a México para una audición del musical “Anastasia”. Lo hice porque había visto el vídeo del cast de Broadway y habían negros en el ‘ensemble’. Ya que en Broadway están trabajando mucho eso de la inclusión en los proyectos a pesar de las épocas distintas. Mandé la audición y no me cogieron por canto, pero Javier Iván y Melanie (Marantes) iban a hacer un viaje a México comoquiera, aproveché y me uní. Cuando llego, me entero que la audición iba a ser de ballet clásico. Pensé, perfecto porque tengo el entrenamiento suficiente en ballet clásico como para defenderme en una audición. Pero desde el momento en que entro a ese salón, todo el mundo viró los ojos a donde mí. Cuando me acomodo para comenzar la audición, veo que el del casting actúa como si yo no existiera. Más, era el único negro en ese espacio. Ví como le dieron “callback” a personas que se notaba la falta de entrenamiento o técnica y a mí no me dieron la oportunidad. La discriminación no fue explícita, o sea, no me lo dijeron. Pero uno siente la diferencia en el trato y uno sabe.

¿Cómo fue tu relación con tu raza y como has visto un cambio en nuestra población en relación a la misma?

Yo le doy gracias a Dios porque yo crecí... mi entorno escolar, fue principalmente en un pueblo donde la mayoría de la población era mayormente afrodescendiente. Y luego pasé a mi “high school” que fue una burbuja. Porque la José Julián Acosta era como este espacio utópico donde todo está pasando afuera y tú no te das cuenta. Estás en tu mundo de aprender y crecer, trabajando mucho porque académicamente es bien fuerte. Yo no tenía tiempo para pensar mucho en lo que estaba pasando afuera en el aspecto político, religioso y social. Si enfrenté discriminación entre la comunidad porque tenía el pelo rizo como ahora pero para ese tiempo le decían “pelo malo”, ¡que me prende cada vez que lo dicen! Pasaba que tenía compañeros que por eso nada más se burlaban y cuando uno llegaba a la casa quejándose pues usualmente los padres optan por suavizar el pelo o cortarlo por completo para evitar ese tipo de inconveniente en la escuela. Yo creo que era la cosa que más fuerte pasaba mientras crecía.

Al menos eso ya ha cesado bastante en mi pueblo y yo por lo menos he visto que las niñas del pueblo han empezado aceptar y dejarse el pelo rizo, utilizar los turbantes que son parte de nuestra herencia africana. Ese sentido de pertenencia cultural se ha desarrollado mucho más. Ya no importa tanto el pensamiento del “pelo malo”. No sé en otras partes de la Isla. Si sé que en escuela privadas pues algunos sufren cuando tienen compañeros que son americanos y en lo que crecen enfrentan mucho “bullying”.

¿Qué te ha ayudado a mantenerte motivado en este pandemia?

Convivir cuatro personas bajo un mismo techo y que todos seamos artistas nos ha ayudado un montón porque cuando uno cae, otro puede darle la iniciativa. Le damos el “break” a la persona a estar caído un momento, pero nos ayudamos a mantenernos activos y motivados.

Además de eso, crear. Componer música. Tratar de mantener una rutina de ejercicio.

¿Qué le dirías a alguien que ahora busca educarse en cuanto al racismo, enfrentarlo y cambiarlo?

Lo primero para mí sería la aceptación. Entender que has hecho mal con tu perspectiva.

Luego de eso, yo diría, y algo muy importante que se nos olvida, es pedir perdón. Porque a pesar de que hacemos cosas inconscientemente por la manera en que nos criamos, el trauma está. Y la palabra perdón, yo pienso que es clave para el crecimiento emocional del ser humano. Porque si yo siento que le hice mal a alguien y tengo la capacidad de reconocer eso, el pedir perdón puede ser el siguiente paso a crecer y aprender a ser mejor ser humano.

Lo próximo creo que es buscar las herramientas que tu tengas a tu alcance, en mi caso yo tengo las redes sociales para llevar un mensaje y usarlo como altavoz. Cualquiera sea el recurso que tengas para llevar un mensaje con el cual mediante la acción puedas llevar a un cambio. No se puede quedar sólo en la palabra.