Omar Román De Jesús entra a Café con Cé y su energía interminable rebota de las paredes. Ya afuera al sentarse uno puede notar que su cabeza anda en cinco lugares a la vez; un e-mail por mandar, una propuesta por someter, una coreografía por terminar, el horario del día y la conversación. No obstante, su intensidad y pasión son el brillo que lo han hecho destacarse como bailarín y coreógrafo en Puerto Rico y los Estados Unidos. Omar ha bailado para Balleteatro Nacional de Puerto Rico y compañías estadounidenses de gran renombre como Parsons Dance Company y Ballet Hispánico. También ha trabajado con coreógrafos como Yin Yue, Jennifer Archibald, David Parsons y Gustavo Ramírez Sansano. Ha tenido el privilegio de coreografear para Parsons Dance Company, Whim W'Him, Joffrey Ballet School, entre otras instituciones y su momentum solo evoluciona al lanzamiento oficial de su compañía, BOCA TUYA. Mientras estaba de vacaciones del frío de Nueva York, lugar que ahora llama su hogar y donde esta basada la compañía, Omar se sentó a hablar un rato sobre su experiencia como bailarín y coreógrafo en la diáspora.
P: ¿Dónde en Puerto Rico fue tu entrenamiento y los comienzo de tu carrera?
C: Yo bailé en Ensayos Dance Studio en Bayamón, con la dirección de Gladys Martinó. Luego fui L’Danse en Guaynabo bajo la dirección de Roberto Rodríguez. Tres meses luego de entrar a L’Danse audicioné para la Julián Blanco, en la cual estuve de séptimo a décimo grado. Entrené en School for the Performing Arts de Waldo González, y después entré al taller de Balleteatro Nacional de Puerto Rico, entrenando con Miguel Campanería a los 14 años. Luego forme parte de la compañía hasta los 20 años.
P: ¿Has sido artista “freelance” y bailarín de compañía? ¿Cómo comparas las experiencias?
C: La ventaja de estar en una compañía formal tienes una estabilidad económica, tienes beneficios, se siente más como un trabajo regular. No tienes que ser tu propio agente. Tienes un itinerario, y en mi caso tuve la oportunidad de hacer “touring”. También es hacer este repertorio que puedes perfeccionar y mejorar, siempre haces un “bond” con los bailarines. Haces relaciones que pueden durar para toda la vida. Puedes crear una sensación de familia. La desventaja para mi es que uno como artista que la dirección puede decidir hacer un repertorio específico que no va mejor contigo, y estás un año entero que no estás necesariamente satisfecho artísticamente porque no estás haciendo trabajo que te llena. Tienes que aprender a “make it work”, te guste o no te guste, es un trabajo y te está pagando, lo tienes que hacer bien. Eso es fuerte como artista, porque naturalmente es difícil hacer algo que no te gusta.
Por ese lado, he encontrado el beneficio del “freelance”. Aunque si también hay que hacer muchas cosas que no te gustan, tienes el tiempo para llenar tu corazón haciendo las cosas que sí te gustan. Cuando empecé a hacer “freelance” decidí que iba a trabajar un año completo con gente que admiro, respeto y que haciendo su trabajo voy a ser mi mejor versión. No lo cambio por nada, pero económicamente las cosas son más difíciles. Todavía estoy descifrando cómo encuentro el dinero para mantener mi vida, pagar la renta, y poder seguir haciendo las cosas que me gustan. En cuestión de entrenamiento, también lo encuentro mucho más eficiente. Como no tengo que estar todos los días a las nueve o diez de la mañana cogiendo clase y luego ensayo hasta las seis de la noche. Me da el tiempo para darle el mantenimiento a mi cuerpo, puedo decidir que días puedo ir al gimnasio, coger yoga, o coger clase. En una compañía es más complicado porque la disciplina que tienes que crear para levantarte temprano y hacer todo lo extra que requiere para estar preparado para clase y ensayo, especialmente con el avance de edad.
Prefiero mucho más mi vida como “freelance” que mi vida de compañía. También la politiquería de la compañía puede afectar emocionalmente mucho. Cuando entras a una compañía nueva tienes que pasar por todos los rangos, y puedes estar todo un año en la banca y haciendo todo para complacer a todo el mundo y poniendo buena cara. Es difícil, especialmente si ya estuviste en una compañía cuatro o cinco años y entras a otra y tienes que empezar de nuevo.
Como artista, bailarín y coreógrafo creo que cuando escojo una persona para trabajar conmigo, independientemente que tenga otra persona en el equipo con quien haya trabajado más años, para mi son iguales. Porque me voy a limitar de usar el talento de uno porque otro lleva más años. Si ambos están allí es porque ambos tienen algo que ofrecer. Por eso tengo muchos conflictos cuando tiene que ver con trabajos de compañía en cuestión de jerarquías. Aunque creo que eso está empezando a cambiar, incluso en las compañías de ballet están empezando a romper con los rangos de principales y solistas. Creo que vamos lentamente cambiando, pero vamos en camino.
P: ¿Qué aprendiste durante tú entrenamiento y carrera en Puerto Rico que te llevaste a tu experiencia en el extranjero?
C: Una cosa que me marcó mucho fue que aquí en Puerto Rico gran parte de lo que yo me ganara se daba por el trabajo empeñado en esos roles. Si llegaba al nivel técnico y artístico que se requería se me daba la oportunidad, independiente de la edad que tuviese o el rango que tuviese. Habían rangos, pero donde me entrené, con Laurita y José, fueron muy bondadosos. Reconocían el trabajar fuerte. Eso me lo llevé para allá. Esa fue la forma que seguí trabajando en los Estados Unidos. Y obviamente, la pasión y energía que todos tenemos. Que tenemos para botar y regalar. Ver a bailarines como Laura Valentín, tener toda esa pasión y coraje al bailar en el escenario. Darlo todo en todo momento, es lo más que me lleve.
P: Estás en el proceso de lanzar tu propia compañía, ¿qué parte del proceso se te ha hecho fácil y que se te ha hecho difícil?
C: No puedo pensar en nada que haya sido fácil. Nada realmente ha sido fácil. Todo ha sido bien cuesta arriba. Tengo la visión, tengo estos planes y los puedo ver en mi cabeza tan fácil, como si fuera a ser un mamey. Y a lo mejor, tomo un paso y ese primer paso si fue fácil. Hablando de eso, la primera vez que pedí dinero, me dieron dinero y me quedé pensando que iba a ser más fácil de lo que pensaba. Simplemente tengo que reunirme con alguien y explicarle con pasión, porque estoy apasionado sobre abrir mi compañía y hacer una plataforma para otros bailarines y poder dar empleo, y luego en el futuro para coreógrafos. Ver que alguien donó simplemente porque me vió tan apasionado y ha visto mi trabajo y ver que creen en mi, pensé, esto puede pasar.
Luego ha sido bien cuesta arriba poder entender como una compañía funciona. El “multitask”; que de momento no es que soy director artístico o coreógrafo, es que eres mil cosas. Todos los días hay que averiguar algo nuevo y que ya no tan solo tiene que ver con crear el arte y traer nuevas ideas para el arte que estás creando como tal, pero también tienes que aprender a crear relaciones y relacionarte con todo tipo de persona, y tan pronto la crees mantener relaciones. Se ha convertido en mi hijo, y la cosa que más quiero en mi vida. Le estoy dando todo. No hay nada fácil, pero me disfruto el estrés. Me disfruto todo lo que conlleva averiguar qué es lo próximo. Todavía estoy en los comienzos, so no tengo mucha información, pero por ahora para estar empezando, las cosas van bien. Eso solamente se podrá saber en los próximos años. El crecimiento económico de la compañía va a decidir lo “successful” que puede ser basado en el desempeño artístico que estamos haciendo todos gratuitamente.
P: Cómparteme un consejo que te haya dado alguien que admiras.
C: Le comenté a alguien que no me sentía preparado para audicionar o tomar el próximo paso. La persona me dijo: nunca vas a estar preparado. Si tienes que solicitar, aplica, si tienes que audicionar, ve.
Eso me ayudó mucho a seguir para alante porque siempre tengo una sensación de que nunca estoy preparado. Hasta en la competencia conmigo mismo y pensar en todo lo que me falta para llegar, y lo que va en contra de yo poder echar para alante. Si puedes verte haciendo tal cosa, hazlo. No tengas miedo.
P: ¿Qué consejo le darías a un bailarín que quiere bailar afuera profesionalmente?
C: Hay muchos consejos que se pueden dar, pero me voy a enfocar en decir que es importante que te acuerdes siempre que fuiste a hacer. El dinero va a ser un problema siempre, obviamente hacer suficiente para pagar la renta. Pero he visto mucho pasar que bailarines van y se enfocan mucho en el trabajo que paga y terminan no bailando. Yo creo que es importante recordarte todos los días que fuiste a hacer y cuando tengas que decidir entre ensayo y trabajo, buscar darle prioridad a la danza. Cada vez que pones tu carrera al lado, le estás dando de codo a lo que fuiste a hacer, y sin darte cuenta terminas completamente afuera del arte.
P: ¿Qué personas te inspiran como artista?
C: Siempre pienso mucho en Mike Esperanza. Él crea arte sin pensar lo que nadie diga. Si quiere hacer fotografía lo hace, si quiere hacer coreografía también; solo crea. Él comparte todo su trabajo porque creo que él encuentra algo de lo cual está orgulloso y eso es valioso. Eso es algo que se me hace difícil ser y quisiera ser más así.
Jacob Jonas por su determinación absoluta de lograr sus metas. Nunca he conocido alguien así. Tan joven, y todo lo que ha logrado.
Olivier Wevers de Whim W’Him, como director artístico. Es el primer director de compañía que pude hablar en una conversación de tú a tú sin tener que pensar en proteger mi persona, en proteger mi trabajo. Una persona real, honesta, apasionada a lo que hace. Una persona que tiene unos valores hacia el arte y hacia la igualdad en el área profesional. No tiene un sentido de competencia. Quiere tener su compañía y tiene su plataforma, por lo cual no significa que otra persona no pueda tenerla. Ver una persona en poder que esté tan centrado en sus creencias y que esas sean sus creencias.
Mis bailarines. Si, ellos me motivan e inspiran todo el tiempo. Trabajar con ellos. Ver como toman mi trabajo y lo interpretan.