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GABRIELA DUEÑAS FLORES

ENCONTRANDO SU ESPACIO

No puedo hablar imparcialmente de Gabriela Dueñas al considerarla una de mis mejores amigas y ser mi compañera de baile por más de 5 años. Hemos compartido muchos momentos en escenario juntos y hemos crecido artísticamente uno al lado del otro tanto en Claroscuro como en otros espacios. Eso dicho, Gabriela tiene un sentido de calma, claridad y precisión en escena que la distingue. Esta esencia no solo la tiene en escena pero también carga con ella en su diario vivir. Maneja con calma hasta las emociones más complejas y logra encontrar balance en momentos donde todo parece caerse. De una bailarina con gran entendimiento y vocabulario clásico ha logrado sumergirse y crear espacio para su voz en el ámbito de la danza contemporánea en Puerto Rico. Tras los obstáculos que nos presenta el distanciamiento social, logramos conversar sobre la improvisación durante una llamada por FaceTime.

¿Cómo crees que ha evolucionado tu relación con la improvisación?

Yo empecé entrenándome en el ballet clásico y dentro del mismo es bien raro que te entrenen para desarrollar ese músculo creativo. Por lo cual mi relación con la improvisación era muy distante. No fue hasta que salgo de Ballet Concierto y me topo con experiencias en Coda 21 y fuera del país que empiezo a familiarizarme más. Al tener mi primer encuentro con la técnica Gaga porque siento que comenzó mi relación con la improvisación. Cuando empieza Claroscuro como colectivo me entro de lleno a la práctica de la improvisación tanto en el aspecto performático y usarlo como utensilio de creación coreográfica.

Hablando de, ¿porqué específicamente esa técnica te ayudó tanto?

Fue una combinación de todo. Creo que lo que ayuda mucho del Gaga como herramienta para improvisar es que no te dicen de cantazo: improvisa o crea. A través de imágenes e instrucciones vas formando y descubriendo todo lo que el cuerpo puede lograr. Más poder descubrirlo sin la presión de que te estén mirando ayudó. Gracias a esas imágenes y esas sensaciones que te pide el Gaga es que la considero una muy buena herramienta para ser tú primera acercamiento a la improvisación. Creo que te quita ese miedo. Por lo menos eso fue mi experiencia.

Figuras o maestros que hayan servido de ejemplo en tu evolución con la improvisación.

Voy a mencionar mi primer maestro de Gaga que fue Gavriel Spitzer. Gracias a él tuve mi primer contacto con Gaga. Maestro excelente y hasta ahora mi favorita de Gaga. Más tarde me topo con Petra Bravo en Puerto Rico, con quien tuve mucho contacto con la improvisación. El año pasado forme parte del Festival Deltebre en Cataluña. Ahí me tope con el maestro Edivaldo Ernesto con quien pude explorar otras maneras de improvisar.

Me han tocado muchos maestros tanto aquí como fuera del País que me han ayudado a entenderme más y sumergirme más en la práctica de la improvisación.

¿Cómo tú crees que el improvisar ha transformado la relación con tu cuerpo?

Creo que mi percepción del cuerpo cuando entrenaba en el ballet clásico era de un cuerpo limitado. Al toparme con la improvisación, poco a poco me di cuenta que el límite no existe en mi cuerpo, que las posibilidades son infinitas. No necesariamente requiero de las condiciones que consideramos virtuosas en técnicas codificadas para yo poder verdaderamente explorar todo lo que puede hacer mi cuerpo. Así que puedo decir que la relación con mi cuerpo ha mejorado mucho. Eso me da el motor ha seguir bailando, porque sé que hay unas posibilidades en mi que aún a mis 26 años no he descubierto. 

¿Cómo te inspiran o entretienen aquellos que comparten sus improvisaciones en las redes en estos tiempos de cuarentena?

Me inspiran muchísimo. He visto muchos compañeros improvisar a través de las redes. Mayormente mis compañeros de Claroscuro. Lo chevere es que en la improvisación es normal uno recaer en los mismos movimientos o que si sigues a alguien ya sabes las tendencias de movimiento que suelen explorar. Pero en esta cuarentena, y no sé si es por que han tenido el tiempo para explorarse, pero estoy viendo otros cuerpos moverse. Son cuerpos que conozco muy bien, pero definitivamente se están moviendo diferente y me han capturado el ojo. 

Gabriela Dueñas en el Buffer Fringe Performing Arts Festival junto a Claroscuro en "Oscilo". Fotografía del festival.

Cuéntanos que significa Claroscuro para ti. 

Significa mi transformación como bailarina y como veo la danza. Di un giro totalmente alterno a como yo veía la danza y como yo me veía a mi como bailarina. Me abrió muchísimas puertas a no solamente para bailar, sino también pensar mucho en cómo funciona la comunidad de la danza en Puerto Rico. También me ha abierto los ojos a tener un plan de cómo podemos cambiar y cómo podemos crear más comunidad. Significa demasiado para mi, no lo puedo poner en palabras. Realmente siento que he dado un cambio bien grande del principio del colectivo a donde estamos ahora. 

Haz comenzado a explorar tu voz como coreógrafa, ¿qué has descubierto hasta ahora?

El hambre e interés de coreografear surgieron más cuando empiezo a explorar la danza contemporánea tanto en el colectivo como en otros espacios. Por un tiempo estuve un poco tímida, pero recientemente me dieron el empujón a coreografearle al colectivo y realmente me encanta. Siento que sí tengo algo que decir y solo me ha incrementado el deseo de seguir explorando. Sí tengo mucho hambre de seguir creando con el colectivo, mis estudiantes y quizá se da la oportunidad de trabajar con otro colectivo o con una compañía.

Si te topas con alguien que está intimidado por la improvisación, ¿qué palabras de aliento le das a un estudiante?

Me gusta hacer con mis estudiantes lo que no hicieron conmigo. Me gusta hacer el proceso de introducción a la improvisación poco a poco y sin que se den cuenta. Me gusta darle esas palabras que no me dieron a los comienzos de mis estudios, ‘que no tengan miedo’, ‘nadie los está juzgando’. Le doy instrucciones bien específicas para que no sientan que están improvisando al vacío. Me gusta ofrecerle a la comunidad eso que yo no recibí desde una edad más temprana, que creo que era el sentimiento de creer que era capaz y que tenía las habilidades en mi cuerpo para improvisar.