Return to site

CHANTEE DÍAZ RODRÍGUEZ

ESCUCHANDO SU CUERPO

Aunque ella no se acuerde, conocí a Chantee Díaz durante mis primeros años cogiendo clases de baile en mi adolescencia. Fue mi maestra de jazz en un clase prueba y me acuerdo sudar como loco. Ella no se acuerda de mi pero yo nunca la olvidé. Ella entró, con pocos años más que yo con su altura y con un cuerpo del cual yo solo veía en televisión. Desde entonces se ha convertido en una colega tanto en el salón de clase como el escenario. Hemos podido colaborar en varios aspectos para ayudar al fomento y desarrollo de la danza en Puerto Rico. Chantee nunca busca llamar la atención, pero siempre resalta. Ella no dice mucho, pero lo que te dice siempre tiene carga. Su pasión por la danza no se limita a sólo bailar y esta muy enfocada en ayudar al desarrollo de más plataformas para la comunidad. Luego de ponernos al día de nuestras vidas durante la pandemia nos pusimos discutir varios temas pertinentes a la carrera de la danza, desde lesiones a discriminación.

P: ¿Quién es Chantee?

Mínimo tres veces a la semana me siento y me hago esa pregunta. ¿Quién yo soy? ¿Qué yo quiero ser? Muchas veces se me hace difícil contestar esa pregunta porque siento que nunca termino de ser al cien por ciento. Quizás es por etapas o situaciones. Quizás hay etapas donde te contestaría que soy una mujer trabajadora, una bailarina en constante formación, soy maestra de baile, visionaria y positiva. Pero es posible que en otro momento me preguntes y te conteste: yo no sé quién soy. Creo todo depende de la situación en la que esté. Tanto mi entorno personal a lo social.

Ahora mismo, creo que soy una profesional en crecimiento y con hambre de seguir buscando. Creo que ese es mi lema en cómo puedo aportar a la danza y la formación de bailarines sin descuidar mi progreso.

P: ¿Cuándo comenzaste a bailar? ¿Fue este siempre tu enfoque?

La primera vez que me puse unas zapatillas fue a los 3 años, pero no me lo comencé a tomar en serio como hasta los ocho. Y no hacía sólo eso, hacía voleibol, atletismo y baile. A los 13 fue que me dijeron que tenía que decidir en uno y escogí baile.

Comencé con ballet y jazz mi entrenamiento. El ballet nunca me apasionó tanto como el jazz, pero me decían que lo tenía que coger, así que lo hacía. Luego comienzo a entrenar con Vanessa Reyes en su escuela en Caguas, explorando los ámbitos del hip hop y otras maneras de adentrarme al jazz con maestras como Olaya Muentes. También entrené en danza aérea, y se une el aspecto acrobático junto a entrenamiento artístico. Luego entro a Innovaciones Danzares y entreno con Ivelisse Negrón y Armando Seda por primera vez, me abrieron los ojos al contemporáneo y me fui alejando del ballet y me amarro al contemporáneo.

Gracias a mi compañero Ralphie Rivera, luego me asocio con Sabor Ajeno y Simona Petric, adentrándome al mundo de la salsa. Y de eso han surgido otras grandes oportunidades culminando por ahora en donde estoy con el “Burlesque Show” de Ran Can Can en el Hotel San Juan.

Pienso que si me hubiese quedado entrenando mayormente clásico no haría cosas como las que estoy haciendo ahora, por mi personalidad, por el tipo de entrenamiento que cogía y como educaban.

P: Siendo entrenada en tantas disciplinas, ¿qué aprendiste de cada disciplina que aplicas a tu carrera ahora?

Lo primero que pienso es, ¿qué yo aprendí de la barra del ballet? Fuera de relajo.

Lo que aprendí del ballet, –y lo aprendí ahora de adulta– es aprovechar el ballet para mí como bailarina. La técnica se ve como una utopía a donde uno tiene que llegar. De hecho, muchos niños y jóvenes lo ven de esa manera. Entonces, desaprovechamos oportunidades y procesos de aprendizaje con otras disciplinas por estar enfocados a llegar a esta utopía. A lo mejor esa utopía no es tu realidad, porque el ballet exige muchas cosas que si tu cuerpo no es capaz de darla es bien difícil. Yo creo que del ballet agarré el hecho de poder aprovecharlo para mí, hasta lo disfruto, de una manera bien diferente a cuando cogía clases seis veces a la semana. Ahora te cojo una clase a la semana o dos y me lo disfruto, lo trabajo y lo siento diferente.

El contemporáneo me ayudó a ver la simpleza de un movimiento. En una mirada, en una mano, en un dedo, a veces ahí se dice tanto. Tal vez no hay virtuosismo, pero llegas al público.

Lo que es el comercial, ahí despertó y sobretodo en jazz, la artista. El poder subir a un escenario y ser un personaje. Ahí comenzó el “sassyness” o al menos siento que ahí lo descubrí. Chantee no es una persona coqueta o que le gusta entrar y llamar la atención. Yo no soy esa persona, no me gusta, pero cuando estoy en el escenario puede ser esa otra persona. Gracias al jazz, la salsa y el hip hop pude trabajar ese lado como artista.

P: Formas parte del elenco de bailarinas de Ran Can Can, ¿cómo surgió esa oportunidad? ¿Te imaginabas haciendo “burlesque”?

Esa oportunidad surgió porque un jueves a las 8:30 a.m., mientras daba clases en un colegio, Ralphie me envío un “flyer” sobre esta audición diciéndome ‘tienes que ir a esta audición’. Yo no sabía de qué era. Yo le respondo: ‘yo no estoy lista, ni el pelo lavado tengo. La ropa que tengo es de dar clase.’

Yo daba clases hasta las 7:30 y la audición era a las 7. Cuando voy de camino a San Juan le envío un mensaje a la persona que corría la audición, que no sabía quién era y todavía no sabía de qué era la audición. Era Dakota Ferreiro. LE escribo: ‘Salgo a las 7:30’. Pero ella me dijo que llegara. Lo que logro hacer en mi pelo es una dona y llego tarde a la audición para encontrarme con una bailarina norteamericana y un coreógrafo puertorriqueño que ahora vive en Los Ángeles, Leo Moctezuma. Hice la audición y luego me entero, esta audición es para Ran Can Can, un show de burlesque que existió hace 10 años. Mostré interés y actué como si supiera lo que estaba pasando pero no hago más que llegar a mi casa y buscar, ¿qué es burlesque?

Cuando abro los vídeos que encuentro yo pienso, ‘yo no voy a hacer eso, eso es quitarse ropa.’ Ahí yo llamo a Ralphie, le dije que no iba a hacer eso. Pero, cuando llega el primer ensayo con Dakota ella nos dice cómo serían nuestros shows. Ella nos dijo que nunca llegaríamos a estar completamente desnudas y que siempre tendríamos ropa interior creada específicamente para el show. Más, ella nos entrenó en todo el proceso para que estuviéramos cómodas y entendiéramos el arte del burlesque. Desde ahí ella me ha sacado el jugo en todos los shows, cambiándome roles, vestuarios y estrategias.

No esperaba jamás hacer algo así. Yo pensé que me iba a cansar de hacer lo mismo todos los viernes, porque técnicamente son los mismos bailes. Lo que cambia es bien mínimo. Pero desde septiembre hasta marzo nunca dejé de sentir cosquillas en el estómago antes de una función.

P: ¿Cuál tu consideras es la importancia de entrenar en más de una disciplina?

Considero que ahora mismo entre más diverso seas te abre mayores puertas a diferentes experiencias. De igual manera, puedes apreciar las cosas distintas por la apertura emocional y física que tengas a ejecutar lo que estás pidiendo. Por ejemplo, yo tal vez no me vaya a sentir sumamente cómoda en una clase de hip-hop pero si tengo la madurez emocional y la apertura a yo decir: ‘voy a tratarlo’, algo voy a agarrar de esa clase. Siempre les digo a mis estudiantes que tienen que entrenar en todas las disciplinas, no solamente baile, también acondicionamiento físico y estrategias de como entrenar nuestro cuerpo para bailar. También exhorto a no sólo entrenar en otros estilos, sino también con otros maestros. No todo el mundo enseña igual. Ese hambre de aprender de todos, tanto de los compañeros como el maestro.

Siempre digo, ‘mente abierta, ojos abiertos al salón’.

P: Dentro de tu carrera o entrenamiento, ¿has enfrentado prejuicio?

Sí. Por mi color de piel y por mi altura.

Siempre me voy a acordar cuando pequeña una de mis primeras funciones yo quería ser oveja pero en el libreto las ovejas eran blancas, no habían ovejas negras. Eran niñas blancas con vestuarios blancos. Me acuerdo que la persona que estaba dirigiendo me dijo, ‘necesitamos niñas blancas que tengan el vestuario blanco’. Yo fui una mariposa. (Nos reímos)

Sí he recibido prejuicio y hasta yo misma me creé complejos. Por ejemplo, mis brazos siempre han sido definidos [muscularmente]. Yo dejé de usar camisas sin mangas o manga corta porque me decían que era “machúa”. Me decían: ‘es que tú eres una prieta machúa’. Esa era la frase. Porque tenía abdominales y brazos definidos. Entonces utilizo camisas bien sueltas y de manga larga, hasta en pleno verano. En baile pedía vestuarios sueltos para que no se definiera tanto mi cuerpo y hasta me comentaban, no te pares debajo de la luz que se definen más tus músculos y te ves más masculina. Y pensé, ¿qué hago?

Pero a lo largo del tiempo encontré personas que empezaron a celebrar mi color de piel, mi altura, mi definición muscular. Bailé mucho tiempo con Ralphie que es más bajito que yo y nunca me hicieron sentir complejo por ser más alta que mi pareja. Lo opuesto, Armando Seda montó un dueto donde él me cargaba y hacíamos de todo sin importar nuestra diferencia de estatura.

Me he encontrado en espacios donde soy la única negra y en cosas como formaciones alteran todo por tratar de mantener homogeneidad. Pero sólo soy una, así que me toca en el centro atrás o el centro al frente para mantener un “balance”. Entiendo que mucha gente no lo hacía con el propósito de insultarme, pero con todo lo que está pasando ahora si te das cuenta de cómo te afecta. Ser una estudiante que nunca faltaba, que te pongan atrás por mi color de piel, mi altura y la constitución de mi cuerpo y a los estudiantes que si faltaban de alguna manera terminaran al frente en la coreografía.

P: ¿Qué consejo le darías a Chantee adolescente?

Tengo dos consejos. Primero, que escuche su cuerpo en cuanto a cómo trabajarlo y tratarlo para que dure más y para evitar lesiones. Tantas paradas por lesiones.

Lo segundo que le diría es que sea más egoísta con su tiempo y su entrenamiento. Que no cometa el error de dar para los demás antes de darse a ella misma. [Que] no limite sus experiencias por terceros que tal vez no vayan a estar en el panorama. Si es lo que tú quieres, dedícate a ello. Saca tu tiempo como bailarina.

P: Hablando de lesiones, ¿qué has aprendido de las lesiones que has tenido y qué le aconsejarías a jóvenes que enfrentan lesiones y sienten que es un atraso bien grande en sus metas? ¿Cómo uno puede recuperar de una manera saludable y en qué se deberían enfocar?

La frase que siempre digo es, “escuchar el cuerpo”. Yo creo que el cuerpo te habla mucho antes de explotar. Él mismo decir, lo siento, necesito una pausa. Veo el cuerpo como ente que me habla y me está diciendo, ‘ey, me molesta’.

Yo creo que como bailarines, que de por sí para mí somos una mezcla de un atleta como un artista, tenemos que aprender a entrenar nuestro cuerpo correctamente, lo cual no siempre significa coger clases seis veces en semana o estirar, estirar y estirar. Y trabajar nuestro cuerpo de acuerdo al que tenemos, no el cuerpo que está a nuestro alrededor o el que veo en YouTube. No todos podemos trabajar igual.

Algo importante que me ha ayudado ha sido conseguir profesionales de la salud que entiendan que soy atleta y que no puedo parar. Me he topado con terapistas y doctores que me dicen, no pares, pero tenemos que alterar ciertas cosas en tu entrenamiento. Hay otros doctores que te dicen, vete para tu casa y no bailes en un mes. Y el choque emocional de eso afecta. Las lesiones me han ayudado mucho a trabajar tanto mi cuerpo como mi mente.

Por ejemplo, cuando me operaron el hombro lo primero que me dijeron fue, tienes que operarte el hombro si quieres seguir bailando. Luego de operarme, al no tener movimiento en esa parte de mi cuerpo fue un proceso bien frustrante y bien difícil. Y siempre que me he lastimado cruza por mi mente el pensamiento de que voy a dejar de bailar. De que eso es una posibilidad. Creo que es bien importante a aprender a como modificar y trabajar el cuerpo. En eso me ayudaron mucho las terapias. Muchas veces los artistas menospreciamos las terapias. No entendemos porque estamos haciendo “relevé”, si eso lo hago todo el tiempo. Pero muchas veces es que ejecutamos un paso y no entendemos la mecánica de un paso. Esa educación es bien importante. Compartir la mecánica del movimiento para evitar las lesiones.

Muchos estudiantes buscan desarrollar tanto la flexibilidad que olvidan trabajar la fortaleza. Las lastimaduras me han traído un banco de ejercicios que puedo llevar al salón de clases para buscar evitarlas o trabajarlas porque ya están lesionadas o lesionados. Eso también incluye el trabajo emocional que conlleva la recuperación de una lesión.

P: Eres parte del equipo de “The Shuffle: Dance & Music”, un evento que expone artistas de danza de múltiples disciplinas y además ha creado plataformas educativas y de asistencia económica desde su creación hace sólo un año, ¿qué te gustaría que este evento aporte a la comunidad de la danza?

Son muchas cosas. El sacar el arte del teatro y el poder exponer arte en otros espacios es un punto importante que tiene The Shuffle como meta. Eso incluye también llegar a otras disciplinas artísticas, no sólo baile.

El poder ofrecerles una oportunidad a artistas en formación para exponerse, que tal vez no tengan la oportunidad. Nos llena mucho crear esa plataforma. Y nos motiva mucho ayudar y aportar a que continúen su desarrollo. Traer diferentes maestros y talleristas a Puerto Rico, porque muchos bailarines no cuentan con los recursos para viajar y entrenar con otras personas.

P: The Shuffle se unió con No Puedo, Tengo Ensayo para ofrecer talleres a través del mes de junio para recaudar fondos que serían distribuidos a bailarines que estén en búsqueda de asistencia financiera durante estos tiempos de pandemia. Cuéntame de “MOVE4THEM”. ¿Cómo surgió y cómo la gente puede ayudar?

No Puedo, Tengo Ensayo se comunicó con The Shuffle -Ralphie y conmigo-, con la idea de cómo se podía desarrollar alguna manera de poder crear este pote donde se puedan recibir donaciones y ayudar a bailarines puertorriqueños que lo necesiten. Inicialmente eran dos días de talleres, recurrimos a la plataforma de Zoom para impartir los talleres. Decidimos hacer el evento más colaborativo e incluir más artistas y organizaciones que quisieran ayudar con la iniciativa. Eso se expandió a dar talleres durante todo el mes de junio y estos talleres fueron completamente gratuitos. Los participantes si deseaban podían hacer un donativo para asistir a los bailarines que necesiten la ayuda.

Ahora mismo, han surgido algunas ayudas gubernamentales durante la pandemia, pero esa ayuda no le ha llegado a todas las personas y hay artistas que sólo viven de esto. A muchos se le han cancelado sus giras, sus funciones. Dueños de estudios han tenido que ajustar su matrícula o dejar de impartir clases. Decidimos abrir un GoFundMe para poder recibir estos donativos y dividirlas equitativamente a través de unos ‘gift cards’.

La parte importante es que los bailarines y artistas soliciten la ayuda. Curiosamente, ha sido la parte más compleja. Las ayudas llegaron súper bien, pero no han llegado las solicitudes y queremos ayudar a la mayor cantidad de personas posibles. Estamos buscando que bailarines entren al formulario de la página, que es sencillo, donde nos explicarían porque necesitan la ayuda para a finales de mes evaluarlas y determinar a quién podemos ayudar.