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TERRENCY ROMERO FUENTES

READY TO SLAY

Terrency Romero Fuentes ha buscado ingeniárselas durante la pandemia para hacer realidad algunos de sus sueños. Tuve el placer de ver a Terrency bailar justo cuando regresé a Puerto Rico en el 2014. En esa función de Romeo y Julieta coreografiada por Omar Nieves y dirigida por Miguel Rosa se encontraban muchos artistas que ahora llamo amigos. Terrency hacía de la nana, demostrando su pasión a través del cariño y la ternura. Me acuerdo su técnica y la limpieza de sus movimientos. No me sorprende que ahora, junto a James Thomas, lidere el UPR Dance Team de una manera tenaz y que durante sus años como coach el equipo haya florecido alcanzando y sobrepasando a otros equipos en las Justas. Ahora su pasión se enfoca en ayudar a toda la comunidad de la danza a unirse a través de la educación con el app Slay. Me compartió hermosas anécdotas de su vida y como la perseverancia, dedicación y creatividad le han servido hasta ahora en su carrera.

¿Quién es Terrency?

Me gusta ayudar a las personas a llegar a su meta. Por eso esto de ser ‘coach’ me llamó la atención luego de estar en el ‘Dance Team’ [de la UPR en Río Piedras].

Cuéntame de tu entrenamiento.

Comencé mi entrenamiento en Carolina. Era un entrenamiento de academia donde cogías de todo: ballet, hip-hop, salsa, etc. No fue hasta los 15 años que audiciono para Virginia School for the Arts en Ballets de San Juan. La primera vez no me cogieron pero estuve un año entrenando fuerte y haciendo dieta. A los 16 me cogieron para su ‘summer program’. Al final del intensivo, me ofrecieron hacer boarding y entrenar full-time en Virginia. Estuve allí dos años y al culminar decido audicionar para el intensivo de Alonzo King’s LINES Ballet en San Francisco y fui escogida. Entrené por un mes y llegaron a seleccionarme para su training program, pero decidí volver a Puerto Rico.

Ahí comenzó mi “Plan B”, que era bailar para un ‘dance team’. Entró a la Universidad de Puerto Rico [en Río Piedras] y me uno a su ‘dance team’ con Brian Mueca como ‘coach’. Ahí comienzo a coreografiar al ‘dance team’ durante mis cuatro años y llegué a dirigir como capitana. Fue difícil, porque como bailarina me pausé un poquito porque estaba entrenando a mis compañeros. Deseaba que subiera el nivel de ejecución del equipo, por lo cual me aparté y me enfoqué más en su entrenamiento.

Luego de eso fui coreógrafa en los Jaguares Dance Team y luego volví a ser 'coach' del equipo de la UPR.

¿Qué te llevó a ese rol de liderazgo como entrenadora del equipo?

Como integrante del equipo me acuerdo que Brian ya se iba y andaba buscando a ver quién tomaría el puesto que él dejaría vacante. Yo le dije a James, “si tu te pones de capitán, yo te apoyo de co-capitana y te busco a recursos para el equipo” y ahí fue que entré como co-capitana, y cuando comienzo a montar en el equipo también. James se enfocó en crear música para el ‘dance team’ y yo en trabajar el aspecto coreográfico. Ese trabajo en equipo como capitanes se tradujo a nuestro trabajo ahora como entrenadores del ‘Dance Team’.

¿Qué ejemplos de liderazgo femenino te inspiran dentro o fuera de la danza?

Misty Copeland, Aisha Ash, Virginia Johson, profesoras de Virginia School for the Arts.

Vesna [Lantigua] me inspira. Vesna fue la primera bailarina negra que ví bailando en Puerto Rico. Laurita [Valentín]...

Compárteme una experiencia de danza significativa para ti.

¿Positiva o…? (se ríe)

Creo que fue esa segunda vez que fui a audicionar a Virginia School for the Arts. No sé. Porque la primera vez no sabía, me dijeron que podía haber sido por mi cuerpo. Por ser negra. Yo entrené mucho ese año y no fue como tal hasta que fui a la audición y que recibí ese correo electrónico de que me aceptaron. Eso desató muchas oportunidades que me marcaron, incluyendo la de vivir sin mis padres en los Estados Unidos y ver cómo era la vida allá sin mi familia.

Las oportunidades de tener un rol de demi-solista y tener un solo de baile montado en mi cuerpo.

¿Cómo fue la experiencia entrenando en Alonzo King’s LINES Ballet?

En LINES tuve la experiencia de estar un mes y entrenar con la compañía. Ahí pude experimentar diferentes tipos de bailarines y cómo se movían. Ví bailarines que ese mismo año fueron aceptados a escuelas reconocidas como Julliard. Estaba acostumbrada a ver el movimiento de mis compañeros de clase, pero acá tuve la oportunidad de ver una bailarina fusionar hip-hop con la improvisación y con movimiento contemporáneo. Me abrió la mente a conocer más mi cuerpo.

Cogí muchas clases de improvisación. Me acuerdo que siempre me regañaban porque me decían que la improvisación no es un ‘freestyle’, que era mi acercamiento tras el ámbito de competencia. ¡Tu me veías con el ‘jazz walk’…! (nos reímos) Sino que la improvisación es donde el movimiento tú lo creas. Por medio de esas improvisaciones me conocí. Conocí el estilo que mi cuerpo proyecta al comunicar bailando. Entendí como mi cuerpo se sentía en diferentes temas y con diferentes emociones. Me ayudó a crear mi movimiento y a ser coreógrafa. Mis coreografías comienzan con improvisaciones.

Alonzo King, ese hombre, es maravilloso. El decía que no le gusta el bailarín que esté frente a él llamando la atención. El decía que si tu trabajas y tu movimiento es único los ojos llegan hacia ti. Estábamos tres horas en el salón con él trabajando contemporáneo en punta.

Tras el resurgir del movimiento ‘Black Lives Matter’, te abriste en las redes sobre tu

experiencia con el racismo en los Estados Unidos mientras viviste allí y hasta mencionaste que consideraste en momentos que tú color de piel podía haber sido un factor para que no te escogieran en audiciones, ¿qué te hizo hablar sobre estas experiencias?

Yo tuve la dicha de que mis padres pudieron pagar mi entrenamiento en el ballet. Porque no todo el mundo puede. Tú veías que éramos pocas las negras bailando en esa academia y es algo que a mí no se me olvida. Mi directora sí me promovía a ir a todo tipo de campamento, pero ella no sabía si iba a tener éxito por mi color de piel o por mi cuerpo. Yo me acuerdo decirle, “pero yo fui a una presentación de Andanza y vi una negra bailando” y ella me dijo, “pero es que ella es más clarita que tú”. Ese año me cogieron en Virginia School for the Arts y me fui allá. Pero también cuando llego a allá el primer año, fui la única mujer negra. Pero a mí me marcó más mi año senior, que ví tres hombres negros. Fue la primera vez que ví a un hombre negro en el ballet.

Ellos me hicieron despertar porque me acuerdo que en Puerto Rico lo que se habla del racismo o el hombre negro es Martin Luther King Jr. y Malcolm X. Y es un parrafito en el libro de historia. Ellos me cuestionaban, “¿cómo tú no vas a saber de este hombre o esta mujer?” Yo respondía: “I’m not black, I’m Puerto Rican”. Ellos me quitaron eso de mi mente.

La verdad es que el esclavo cuando vino a América tuvo diferentes paradas. Lo único que nos diferencia es donde paró ese barco. Con ese cuestionamiento es que digo que soy afroboricua. Yo soy afrolatina. Porque nuestras culturas, nuestras comidas son diferentes. Por eso me callé, escuché, pregunté, cuestioné.

No fue hasta esa vez en un parque cerca de Virginia School for the Arts que un hombre blanco con su hija quería que nos fuéramos del parque. Nosotros no entendíamos porque. Teníamos 16 o 17 años. Estábamos en los columpios hablando sin molestar a alguien. Ahí fue donde viví eso, a él no le importó que fuera puertorriqueña y hablaba español. Lo que importaba era el color. Ahí fue donde caigo en cuenta y empiezo a leer y cuestionar sobre el asunto más.

Esto no lo he hablado, pero nosotros íbamos a festivales de danza. Esta vez no me escogieron para ir con un grupo de bailarines. Me pregunté, ¿porqué? A lo mejor no doy la talla. Pero habían bailarinas en niveles más bajos. Lo único que se me ocurrió era que no me parecía a ellas. Es algo que no se me olvida. Que no me pusieron ahí porque una “negrita” no caía con ellas.

Además de eso, tuve la experiencia de hacer Cascanueces y de ser la única negra en hacer Copos de Nieves. Me pusieron de demi-solista. Me tocó también bailar sola en tarima. Fue Mr. Philander el que me dió esa oportunidad. Igual, Mr. Keenan Whitemore. Le encantaba mi actitud al bailar. El decía, “mi fiery Puerto Rican”. El fue el que me dirigió a ser parte del intensivo.

Espero que se hable más de la mujer negra en el clásico en Puerto Rico. He visto muchas bailarinas bellas que tienen todo para hacerlo. Ver una solista, una bailarina principal. Sé que hay más, pero la que siempre surge en mi cabeza es Vesna. Esa mujer me hizo creer que sí se puede bailar no importa que color. Como ella lo hace que es única. Que todavía sigue siendo excepcional.

Tienes un nuevo proyecto llamado SLAY. ¿De qué trata?

Siempre he sido una persona que veo cualquier vídeo de baile, ya sea trucos o ejercicios para fortalecer. Los he tenido en mi teléfono y andaba con la memoria llena. Ya la gente decía: “Terrency tiene el vídeo de como mejorar los giros” o “Terrency conoce el nombre de tal vídeo”. Yo siempre he pensado que si voy a montar mi academia de baile, quisiera tener un programa donde todo lo que yo colecciono lo tenga ahí.

En estos tiempos del COVID he tenido mucho tiempo para tener estas conversaciones conmigo misma, donde pienso, esto le puede funcionar para otras personas, para otras maestras. Pienso que mucho maestro debe seguir instruyéndose y lo bueno es que ahora hay redes sociales que ayudan a eso. Digo que aquí hay mucho bailarín bueno, pero lo que falta es seguir empujándolos y estar detrás de ellos para que no se rindan. Ya que tuve la oportunidad de entrenar afuera, yo empecé siendo la mejor de la peor.

Mi meta es que el ‘app’ pueda servir a todos los maestros para mantenernos al tanto de las tendencias y expectativas en lugares como Estados Unidos y Europa. Me he estado educando con variedad de tutoriales y buscando vídeos y aquí los estoy uniendo todos. Eso es por lo menos la primera fase. Los estoy dividiendo por categorías, por ejemplo, para acondicionamiento, en otro te muestro todos los brincos o los giros.

Me pasó una vez que tuve que reponer una clase a última hora e imaginé que fácil hubiese sido poder entrar a una aplicación donde puedes buscar en qué tú quieres enfocar tu clase y te aparezca. La app va a tener disponible hacer ‘bookmarks’ y colecciones de lo que tienes ‘bookmarked’. Puedes dividirlo en rutinas de barra, de centro, de diagonales. Luego vamos a poner la opción de añadir contenido a la plataforma. Pasaría por un proceso de verificación pero es una manera de compartir conocimiento con la comunidad. A mi me encanta, porque nos hace la vida más fácil a los maestros. Para el estudiante que quiera aprender una nueva destreza puede ir a donde el maestro y enseñarle el ejercicio en el app para que le ayude a lograrlo.

Mi meta es que podamos irnos de manera internacional y que ofrezca exposición a los maestros y academias. Que pueda ayudar económicamente a las personas que participan. Es para conectar y crecer en la comunidad.

¿Cómo te has mantenido conectada con tus estudiantes y cómo los has mantenido motivados?

Yo trato de estar al tanto de lo que ellos les interesa. Sus gustos y qué usan para poder conectar mejor y ayudarlos.

Creo que es importante sacar tiempo para escucharles. Que quieren, a dónde quieren llegar, cómo lo pueden lograr. En eso James y yo somos bien abiertos. Nosotros como fuimos estudiantes e integrantes del ‘Dance Team’, fuimos de todo en ese equipo, entendemos por lo que están pasando.

Con los ‘challenges’ de Tik Tok y otras maneras de conectar nos hemos podido mantener motivados. Se mantuvieron entrenando. Hay un vídeo donde la mayoría de los equipos de Puerto Rico se unieron y la Católica nos reto y nosotros retamos a los Jaguares y por ahí siguió. Nosotros como equipo estamos también apoyando a los demás equipos.

Con estos entrenamiento de Zoom es un poco difícil, pero ellos no se quitan lo cual me sigue dando esperanza. Podríamos estar en nuestras casas haciendo nada, pero ellos quieren entrenar, no se quieren aburrir y conectarse. Muchos han comentado que les encanta esa hora y media con el equipo. También me encanta verlos entrenando con otros maestros online. Porque hay mucha gente por Instagram ofreciendo sus clases y maestros que nunca hubieses imaginado coger su clase, ahora está accesible. Me da felicidad que tengan eso.